NOTA INFORMATIVA |ÁFRICA: UN CONTINENTE EN PELIGRO DE YIHADISMO TRANSNACIONAL
Mark von Riedemann
La cuestión a la que se enfrenta África no es si el continente es el próximo campo de batalla contra los combatientes islamistas, sino cuántas vidas perdidas y cuántas familias desplazadas serán necesarias para que entre en acción la comunidad internacional. Actualmente las cifras ya se cuentan por cientos de miles y millones, respectivamente.
En el África subsahariana se dan las condiciones adecuadas para la infiltración de las ideologías islamistas. Generaciones de pobreza, corrupción, violencia preexistente entre comunidades de pastores y agricultores por los derechos de las tierras (agravada por las consecuencias del cambio climático), y estructuras estatales débiles se han convertido en caldo de cultivo de jóvenes marginados y frustrados. Esto, a su vez, constituye una oportunidad para que extremistas al acecho los recluten con promesas de riqueza y poder, y de ayudarles a derrocar a las autoridades corruptas. Esto está estrechamente vinculado a lo más íntimo de la persona humana mediante una profunda manipulación de la religión. Extremistas islamistas con experiencia en combate se han trasladado hacia el sur desde las llanuras de Irak y Siria para unirse a grupos criminales locales de los países subsaharianos: Mauritania, Mali, Burkina Faso, Níger, Nigeria, norte de Camerún, Chad, República Centroafricana, República Democrática del Congo, Somalia y Mozambique (cf. los informes de los respectivos países).
La violencia es terrible. Se obliga a los niños a unirse a las filas como niños soldados, se utiliza la violación como arma de guerra y se decapita en masa a los varones (tanto musulmanes como cristianos) que se atreven a negarse a unirse a los yihadistas. La investigación realizada por el Proyecto de Localización y Datos de Conflictos Armados revela que el número de personas asesinadas por grupos armados en Burkina Faso, Camerún, Chad y Mali entre enero y mediados de abril de 2020 era más del doble en comparación con el mismo período de 2019 ;[1]y en Burkina Faso, en febrero de 2020, los grupos terroristas habían obligado a desplazarse a 765 000 personas, frente a las 65 000 de los doce meses anteriores .[2]
Los combatientes, en muchos casos mercenarios movidos por el afán de lucro o combatientes locales que buscan intereses particulares en su zona, incitados por predicadores que profesan una ideología yihadista salafista, atentan contra autoridades estatales, el ejército y la policía, además de contra civiles, entre los que se cuentan líderes de los pueblos, profesores (amenazados por impartir planes de estudios laicos), representantes musulmanes y cristianos, y fieles. Las fuentes de financiación de estos grupos terroristas armados proceden fundamentalmente del saqueo, la extorsión, el tráfico de seres humanos y drogas, y el secuestro.
Aunque musulmanes y cristianos son víctimas por igual de la violencia extremista, con la creciente radicalización islamista, los cristianos tienden a convertirse cada vez más en un objetivo específico de los terroristas que pretenden eliminar el pluralismo social y religioso característico de la región.
Según el Centro Africano de Estudios Estratégicos, en África, la amenaza de los grupos islamistas combatientes no es monolítica, sino que abarca una mezcla en constante cambio de alrededor de dos docenas de grupos que operan activamente (y cada vez cooperan más) en 14 países .[3] Entre los grupos islamistas más activos del África subsahariana se cuentan: la Yamaat Nusrat al Islam wal Muslimin, coalición de afiliados islamistas como el Frente de Liberación de Macina (FLM), y Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), Boko Haram, Ansarul Islam, Katiba Salah ad Din, la Yihad al Islamiya, Al Shabab en Somalia, y el transnacional Estado Islámico en el Gran Sáhara, África Oriental, África Central y Somalia .[4]
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Un nuevo miembro de este siniestro club es Mozambique. El grupo yihadista Ahlu-Sunnah Wa-Jama (ASWJ), alineado con el Estado Islámico, ha lanzado una insurgencia en la provincia de mayoría musulmana de Cabo Delgado, haciéndose con el control del puerto de Mocimboa da Praia, infraestructura primordial para procesar las enormes reservas naturales de gas descubiertas en la costa septentrional de Mozambique . . Desde Mozambique, los yihadistas proclaman haber establecido «provincias del califato» en las Comoras, el norte de Madagascar y, a través del océano Índico, en Indonesia, Malasia y las Filipinas (cf. los informes de los respectivos países).
El Instituto Danés para los Estudios Internacionales apunta: «Está ampliamente aceptado entre los académicos que estudian el yihadismo transnacional que sus dos organizaciones principales, Al Qaeda y el Estado Islámico, rara vez inician nuevos conflictos. En su lugar, aprovechan las reivindicaciones locales, establecen vínculos con grupos marginados de la sociedad y, a largo plazo, transforman lo que inicialmente podía haber sido un conflicto por causas étnicas o políticas en una lucha armada inserta en un marco religioso» .[6]
El 24 de febrero de 2020, en una entrevista concedida a AYUDA A LA IGLESIA NECESITADA, el profesor Olivier Hanne, islamólogo francés y autor de Jihad in the Sahel, fue preguntado cómo es probable que evolucione la situación en la región. Contestó: «En los próximos cinco años, me temo que la expansión territorial de los grupos terroristas armados continuará. El tráfico de drogas se va a organizar y a aumentar. Después de expandir su dominio sobre el Sáhara musulmán, los lugares donde conviven cristianos y musulmanes son los próximos objetivos […] En los próximos cinco años, los Estados africanos seguirán necesitando el apoyo de Occidente para evitar la catástrofe» .
FUENTES
[1] DANISH INSTITUTE FOR INTERNATIONAL STUDIES, «How transnational jihadist groups are exploiting local conflict dynamics in Western Africa», 10 de mayo de 2020. [En línea]. Recuperado de: https://www.diis.dk/en/research/how-transnational-jihadist-groups-are-exploiting-local-conflict-dynamics-in-western-africa.
[2] AFRICA CENTER FOR STRATEGIC STUDIES, «Threat from African Militant Islamist Groups Expanding, Diversifying», 18 de enero de 2020. [En línea]. Recuperado de: https://africacenter.org/spotlight/threat-from-african-militant-islamist-groups-expanding-diversifying/.
[3] Ibid.
[4] NSAIBIA, H., Ibid.
[5] BOWKER, T., «Civilians reel as violence spins out of control in Mozambique», en Al Jazeera, 11 de noviembre de 2020. [En línea]. Recuperado de: https://www.aljazeera.com/news/2020/11/11/we-want-the-war-to-stop-attacks-spread-in-mozambique (Consulta: 20 de noviembre de 2020).
[6] DANISH INSTITUTE FOR INTERNATIONAL STUDIES, «How transnational jihadist groups are exploiting local conflict dynamics in Western Africa», op. cit.
[7] AID TO THE CHURCH IN NEED, «In Africa’s Sahel, “places where Christians and Muslims live alongside one another are next target” for Islamist terror», en News, 27 de febrero de 2020. [En línea]. Recuperado de: https://www.churchinneed.org/in-africas-sahel-places-where-christians-and-muslims-live-alongside-one-another-are-next-target-for-islamist-terror/.